lunes, 17 de diciembre de 2007

ENTREVISTA A JAVIER RIVEROS Y AMELIA BANDE


Son las 12 de la tarde, estoy en Ernesto Pinto Lagarrigue 131 y vengo a ver la obra Chueca en la Sala Sidarte. Entro y me encuentro con Javier Riveros, quien nos recibe con sobria afabilidad. Luego llega Amelia Bande, la dramaturga “pues ella además es la encargada de la música”, dice Javier. Entonces me preparo concentradamente en una sala pequeña.

Amelia, para comenzar, ¿cómo nace esta obra?

A: La obra la empiezo a escribir cuando volví a Chile, después de vivir 4 años en Estados Unidos. Yo creo que tuvo que ver con volver a estar en contacto con el idioma español. Los diálogos salían de cosas que escuchaba o veía, y así se fue armando la historia. Empecé a pensar y a escribir fragmentos de personajes que hablaban, aunque los lugares no estaban tan determinados, eran sólo cosas que se decían… y así se empezaron a formar relaciones entre ellos y finalmente una historia.

¿Nace de una necesidad de expresarte o como una denuncia?

A: Sí, hay una necesidad de expresarse. Tiene que ver con hacer visibles realidades que son forzadas a vivir a un margen, a no existir y esconderse. En Chueca, casi todas las interacciones humanas ocurren en la intemperie, no hay hogar ni protección, se juntan en una plaza, en un paradero. Así Flash, el personaje de la mujer que parece hombre, vive en el miedo constante de que la persona equivocada descubra su transgresión. Hay un sólo personaje que tiene un “hogar”: es un hombre que ha sido abandonado por su mujer porque acaban de perder el hijo que esperaban. Se queda solo y sufre, empieza a creer que su gato es el hijo que perdieron y lo trata como hijo, pero en ese intento se vuelve violento, lo trata mal. Eso también habla de cómo las cosas más terribles ocurren entre cuatro paredes y nadie se entera.
J: Chueca, a grandes rasgos, es una obra que responde a un estilo de trabajo sencillo y delicado. Es un montaje de teatro que se vale del teatro, de la representación en sus estados más simples e ingenuos para resaltar una emoción.

Temas como la soledad, la homosexualidad, la adicción son temas recurrentes ¿por qué visitar esos lugares comunes?

A: Los temas son universales y se pueden tratar e interpretar de infinitas maneras. Se puede caer en estereotipos, pero creo que siempre hay nuevas maneras de hablar de las cosas. Es decir, en Chueca vemos el tema del lesbianismo o lo transgénero, pero el verdadero asunto que se trata es la búsqueda de identidad, la creación de espacios donde poder ser uno mismo, las consecuencias de la violencia, los padecimientos de la soledad y eso es algo con lo que cualquiera puede sentirse identificado.
J: Sí, en Chueca cada uno de estos temas se presentan a través de las sicologías de sus personajes, que apelan a un tipo de sensibilidad y ternura… que a mí me parece, instala una nueva mirada sobre la vida, hablando de una juventud que atraviesa por los típicos problemas del ser humano, pero que los enfrenta de una manera nueva, más amable y menos fatalista.

Por otro lado, tu lenguaje a ratos parece literario, hilado correctamente, con chispas de ingenio. ¿Qué autores han influenciado su obra?

A: Es verdad siempre me he sentido atraída por la literatura simple, en el sentido que entendemos de lo que se está hablando. No me atraen los textos rebuscados. Me encantan las novelas que puedo leer rápidamente sin pausa. Mi escritura se ve influenciada por muchos autores que practican esto de alguna u otra forma. La mayoría son autores norteamericanos. El inglés de Estados Unidos es un idioma ideal para decir mucho con pocas palabras, se adapta y es muy fluido. Me gustan las novelas de David Leavit, las de Dennis Cooper, las de Kathy Acker, T Cooper, Joyce Carol Oates, Banana Yoshimoto, Nick Hornby. También leo y me gusta mucho la poesía. Y me encantan las entrevistas. Leer entrevistas es una forma que me ayuda mucho a escribir teatro porque contienen -si no están tontamente editadas- la manera autentica de hablar de una persona.

¿Crees que la puesta en escena, la dirección, logra potenciar los textos?

A: Sí, sin duda. El trabajo en Chueca ha sido particular, porque yo, que escribí la obra, también he sido asistente de dirección y productora. Con Javier trabajamos muy cerca y los dos -junto con el resto del equipo- hemos estado muy comprometidos con el texto, con lo que proponía y sus posibilidades. Quisimos proponer un estilo, una estética, basada en la simpleza y economía de recursos, y creo que el resultado es bello.
J: Para mi significó enfrentarme a una inmensa responsabilidad artística, a un grupo de actores y diseñadores con los que hay establecer lazos de respeto y generar una pequeña comunidad unida por una sensibilidad especial. Lograr eso fue mi mayor desafío. Luego está la idea de noción global de la obra, que hay desarrollar y ver con distancia total, para luego fragmentarlo y revisar los detalles, corregir, etc.
A: Yo a Javier lo admiro mucho. Cuando empezamos con los ensayos me sorprendían las cosas que se le ocurrían y su modo amable y detallista de dar ideas. Desde un principio teníamos claro el tipo de trabajo que queríamos hacer. Eso fue muy bueno porque después tienes una especie de guía o decálogo al cual acudir en caso de problemas o al tener que tomar decisiones.

¿Qué significa el sarcasmo o ironía en Chueca?

A: Significa una manera de poder reírse de uno mismo para poder triunfar (se ríe). La ironía, el humor, es algo con lo que me comprometo profundamente en Chueca y en todos los aspectos de mi vida. Permite un aire de respiro, de poder ver nuestros problemas con distancia. Como en Chueca, Ana y Flash, se relacionan a través del humor para reirse de las situaciones que viven e inventar juegos al respecto y lo lindo es que eso ocurre a pesar de la profunda soledad o depresión que puedan sentir. Esto se ve en el montaje a través de las canciones. Los musicales tienen esa forma media ridícula de transformar una escena muy intima y profunda en una celebración.

Me interesa saber cómo sen han sentido al ver en escena Chueca…

A: Me he sentido feliz. Esta obra quedó seleccionada el año pasado para la Muestra de Dramaturgia y se hizo un festival donde se montaban las obras. Y fue terrible porque el montaje que hicieron de Chueca la destruyó, no se entendió de lo que hablábamos antes del sarcasmo y se trató el tema de lo gay de una forma muy deprimente. Poder ahora hacerla de nuevo, trabajar con Javier, tener la posibilidad de trabajar con los actores ha sido muy gratificante. Porque crear equipos de trabajo que funcionen a nivel de resultados, pero también de las relaciones humanas, del respeto, la inteligencia, el compromiso, no se da todos los días y es hermoso que ocurra.

Por Oscar Saavedra
indie.cl 18 de octubre, 2007.

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